Una persona normal, con defectos, como tú.
Si vamos a trabajar juntos, creo que es importante que me conozcas un poco más.
Lo que me distingue no es algo con lo que nací, sino algo que he cultivado: un amor desbordante por las personas.
Un amor que me hace ver lo que muchos hemos olvidado: que cada ser humano es inmensamente valioso. Incluso cuando no lo parece. Incluso cuando se comporta como un capullo (una flor cerrada).
Creo firmemente que si más personas aprenden a amarse, a amar a sus colaboradores, y a transformar ese amor en acciones, pequeñas o grandes, podemos cambiarlo todo.
Literalmente.
Mi infancia fue cómoda, aunque emocionalmente fría. Fui siguiendo el camino esperado: buenos estudios, carrera en matemáticas, máster en matemáticas financieras.
Acabé trabajando en uno de los mayores bancos de España, implementando modelos matemáticos de gestión de derivados complejos. Ganaba miles, el banco ganaba millones.
Pero yo me moría por dentro. Dolor de cabeza cada lunes, insomnio, alergia al sol.
Necesité ayuda y la encontré.
Empecé a meditar. Descubrí el budismo con escritos de 2000 años y todavía válidos hoy. Y descubrí a Miyo Fiel, quien revolucionó mi vida. Descubrí en 48h el propósito por el que había nacido: servir a la humanidad. Me formé como instructor humanista. Pero más que una formación, viví experiencias transformadoras:
Cuando empecé a enseñar meditación descubrí que a la mayoría le cuesta. No por incapacidad, sino porque tienen mil prioridades antes. Así que busqué: ¿Cómo maximizar el bien común?
Con mis hijos pequeños, mis tardes eran sagradas. Por las mañanas, las empresas eran el camino. Me formé, leí papers científicos, encontré correlaciones entre espiritualidad y crecimiento empresarial.
Y aplicándolo entendí algo clave: no se puede hablar de meditación si el liderazgo no funciona. Ni de liderazgo si las ventas están rotas. Hay un orden.
De ahí nació Humanleadership, junto a mis socios Noèlia Hurtado y Kike Caicedo. Creamos un modelo de intervención, un test en validación científica con un doctorado y un camino que hoy seguimos recorriendo.
No vengo a prometer fórmulas mágicas. Lo que hacemos está lleno de humildad, paradojas y misterio. Cada persona tiene su ritmo. Algunos absorben, otros avanzan lento. Y ambos están bien.
Mi compromiso es acompañarte hacia lo único que conozco que merece mi tiempo: tu naturaleza esencial. Activar ese poder descomunal que eres, al servicio del propósito más hermoso que descubras. Eso requiere dos cosas:
· Espíritu: limpiar creencias, sanar emociones, ordenar pensamientos, nutrirte de amor y alegría.
· Materia: estrategia, liderazgo, valor diferencial, ventas.
Y si tengo una intención es que, si vamos a trabajar juntos, que nos lo pasemos bien, que nos riamos un buen rato, que pasemos los momentos duros con centro e impecabilidad y que al salir sientas que has recorrido el viaje más precioso que podías hacer: el viaje hacia ti mism@ que conecta alegría con resultados… Si lo hemos conseguido te sentirás tan hermos@ que sólo podrás contagiarlo a tu alrededor.
